El tamaño sí importa

Posted December 21st, 2010 at 3:01 pm (UTC+0)
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En ocasiones demasiado grande, demasiado pequeño en otras, el tamaño es la medida de todo en Washington.

Con menos de un kilo, el Mac Book Pro es el ordenador portátil por excelencia en Estados Unidos. Todo el mundo quiere tener uno, y quien no lo tiene no es ‘cool’. Lo más extraño de todo eso es que, repito, sólo pesa unos 800 gramos, y es toda una éxito para la cultura norteamericana.

Una excepción para una cultura donde lo importante (además del precio) es el tamaño. Coche, casa, jardín, hamburguesa, calle, pasta de dientes, el vagón del metro, champú… todo es de un tamaño desproporcionado al uso corriente y a la capacidad humana.

Un compañero me contaba que en los partidos de la NBA una importante marca de comida rápida apuesta a ver quién es capaz de comerse una hamburgesa de 20 libras. El tipo estaba seguro de que iba a ser capaz de comérsela –me contaba mi compañero–, y lo estaba porque ya se había comido antes una de 25.

Caminando por Washington a veces me pregunto cuánto tiempo tiene que tener alguien para ordenar y limpiar una casa tan grande, y aún así la gente necesita más espacio. Pero donde se ve más claro es en los coches. No sólo tiene que ser de una escala mayor, sino también más rápido, más cómodo y, sobre todo, más fácil de conducir. Tanto que mucha gente ha perdido el encanto por cambiar de marcha o pisar el embrague en coches automáticos.

Lo mismo sucede, cuando ves un jardín bien cuidado, con plantas en flor y los arbustos recortados con figuras, no es raro pensar que es porque está compitiendo con el vecino de la acera de enfrente, que tiene una podadora de mayor potencia o el último modelo de un cortacesped John Deere.

Así, Washington a veces te hace sentir el síndrome de Alicia antes del país de las maravillas, a veces demasiado pequeña para la inmensidad, y otras demasiado grande, cuando el mundo no es suficiente.

Y aunque nada parezca que está hecho a medida, prefiero la segunda parte, cuando esta gran ciudad te deja pensar que o nos comemos el mundo o nos vamos a quedar con hambre, como el hombre de la hamburguesa de 25 libras.

Irene Larraz,

Washington, DC

El último vuelo

Posted December 20th, 2010 at 1:46 pm (UTC+0)
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La incógnita sobre los últimos días de la aviadora Amelia Earhart podría llegar a su fin tras encontrar unos huesos en el Pacífico Sur.

“Para cuando alcanzamos los trescientos pies por encima del suelo ya sabía que tenía que volar”, dijo Amelia Earhart en su primer vuelo, hace 90 años.

Ese sueño se convirtió en una obsesión: ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo. Desde entonces Amelia no descansaría hasta intentarlo.

A las 7.42 am el aeroplano Itasca envió el mensaje: ‘Debemos estar encima de vosotros, pero no podemos veros. Queda poco combustible. Nos es imposible contactar por radio’. Después, algún mensaje más y el silencio.

Nada más se supo de Amelia Earhart desde aquel 2 de julio de 1937.

Recientes investigaciones han dado con los huesos y con otros elementos, como un cuchillo y un frasco, en una isla del Pacífico Sur que pudieron haber sido empleados por la aviadora.

De coincidir los resultados de las pruebas de ADN con los restos de Earhart, se daría por válida la versión oficial que indica que la aviadora se quedó sin combustible y cayó al mar.

Pero añadirían algo más: Amelia se habría convertido en una náufraga y alcanzó una isla donde intentó sobrevivir, ya que cerca de los huesos se ha encontrado el caparazón de una tortuga que pudo haber servido para recolectar agua de lluvia.

Ric Gillespie, director del Grupo Internacional para la Recuperación de Aviones Históricos en Delaware, señala que hallaron también restos de aves y peces preparados y consumidos “no comidos al estilo de los isleños”.

El gran sueño: volar

Seis meses después de tomar su primera lección de aviación, Amelia había ahorrado el suficiente dinero para comprar su propio avión: un Kinner Airster de segunda mano de color amarillo que bautizó con el nombre de ‘Canario’.

‘Canario’ y Earhart vivieron épocas de gloria, batiendo récords y alzando a Amelia como una luchadora por los derechos de la mujer. Pronto empezó a superarse: en 1928 se convirtió en la primera mujer en cruzar el atlántico. Tres mujeres lo habían intentado antes con fatídicos resultados, pero Amelia lo consiguió.

Volar, el imposible de una mujer imparable fue su último desafío. “Quiero hacerlo porque quiero hacerlo. Las mujeres deben intentar hacer las cosas por las que los hombres ya han pasado. Cuando no lo consiguen, su fallo debe ser un reto para los demás”.

Los Wizards dieron trabajo al Heat

Posted December 20th, 2010 at 1:42 pm (UTC+0)
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LeBron James lideró al equipo de Florida con 32 puntos, aunque fue Wade quien aseguró la victoria.

Apenas 8 segundos antes del final del partido, el Heat de Miami pasó al frente con dos tiros libres de Dwyane Wade, para derrotar a los sorprendentes Washington Wizards por 95 a 94, y extender, en la capital, el récord de victorias consecutivas a 12.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, un conocido fanático del básquetbol, canceló su asistencia debido a la agenda de trabajo, cuando todos esperaban que fuera a ver a los “tres grandes” de Miami.

LeBron James lamentó la ausencia del mandatario diciendo que su presencia “hubiera sido algo maravilloso”. Recordó que “tuve la oportunidad de ir a uno de sus eventos en este verano y de estar en la misma cancha que él. Sin embargo, el hecho de que él pudiera ver de lo que vivo hubiera sido grandioso, pero es un hombre ocupado”, reconoció el estelar jugador.

El partido jugado en el Verizon Center, en el barrio capitalino de Chinatown, no fue lo que todos esperaban. Pero al menos, le dio a los sufridos fanáticos de los Wizards, una alegría a medias.

Increíblemente, los que festejaron casi como si hubieran ganado una final, fueron los jugadores del Heat, que no podían creer el partido que acababan de ganar y que les permitió pasar a liderar la división.

Con el estadio repleto con 20.200 espectadores, los Wizards, conducidos por el joven Nick Young que marcó 30 puntos, y los bloqueos y rebotes de Andry Blatche bajo el tablero, pusieron en problemas a los Heat. Los viajes y la seguidilla de partidos le pasaron la factura al equipo de LeBron James, pese a que la estrella marcó 32 puntos.

Sin embargo, hasta el final los Wizards, que marchan últimos en la división y que acababan de transferir a su estrella Gilbert Arenas a los Magic de Orlando, tuvieron oportunidades. Faltando 2 segundos, Kirk Hinrich pudo haber dado la victoria a los locales, pero su lanzamiento se quedó corto y la victoria se fue para Miami.

De todas formas, los más de 20 mil asistentes se fueron felices, porque mientras se juagaba el partido un desafiante logró comer una hamburguesa de 20 libras, unos 9 kilos, y la empresa de comida rápida que ofrecía el desafío tuvo que cumplir con el compromiso anunciado de darle una hamburguesa gratis a cada asistente.

Eso sí, la promesa fue efectivamente cumplida al día siguiente, porque no había forma de que cocinaran 20 mil hamburguesas a la salida del encuentro. Cómo dice un programa de la Voz de América, es del tipo de cosas que pasan Only in America, solamente en Estados Unidos.

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Héctor R. Cerpa

Washington, DC

Se invierten los papeles

Posted December 20th, 2010 at 1:40 pm (UTC+0)
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Roberto Casin repasa desde Miami los efectos que ha tenido la crisis financiera mundial para los países más ricos y para las principales economías emergentes.

La crisis económica global no sólo ha sacudido los cimientos del sistema financiero internacional y lanzado al desempleo a millones de trabajadores, sino que también los países ricos no son ya tan ricos y los hasta hace poco pobres están camino de tomar las riendas de la prosperidad mundial.

Por aventurada que parezca, esa es la conclusión a la que llega un estudio titulado “El patrimonio de los emergentes en dos décadas: un mundo cambiante”, hecho por la firma Goldman Sachs, hasta que estallara la crisis uno de los grupos de inversión más grandes del planeta.

El pronóstico se resume así: en 20 años, EE.UU., Europa y Japón cederán el mando de la economía a China, India y Brasil, que para entonces, según Goldman Sachs, producirán el 60 por ciento de la riqueza global, en su totalidad cifrada en 138 billones de dólares.

Según el vaticinio numérico de la firma, algo que por supuesto todavía está por ver, la producción de los países occidentales sólo equivaldrá para la fecha a 56 billones de dólares, mientras que la de las naciones hoy consideradas emergentes será de 82 billones de dólares. De modo que los papeles se invertirían, en gran medida gracias a China, Brasil, India y Rusia.

Pero hay más, la cábala económica asegura que el gigante asiático desplazará a la actual primera potencia del mundo, O sea, que China que en la actualidad ostenta el 9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) planetario, en el 2030 aportaría el 23 por ciento del total. Y EE.UU. que hoy día genera el 24 por ciento vería reducido su potencial económico a sólo el 17 por ciento del PIB mundial.

¿Es utópico pensarlo? Angel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), es de los que piensa que no, porque el país más populoso de Asia siempre ha figurado en el centro del universo y ahora sólo estaríamos volviendo a la normalidad. O sea, se habla de un reequilibrio de fuerzas.

Sea cierto o no, la pregunta que habría que hacerse es: qué han hecho las llamadas economías “emergentes” para pasar ahora a un primer plano.

Según algunos expertos, después de la deblace financiera asiática de 1997 muchas aprendieron la lección, y empezaron a aplicar políticas monetarias y fiscales más austeras y ahorrativas. En suma, que, económicamente hablando, esos países se hicieron más disciplinados.

Resultado: de cara al futuro inmediato no sólo predicciones como la de Goldman Sachs favorecen a China, India y Brasil, sino que en foros como el G-20 y la OCDE la pregunta de orden es cuánto más poder de voz y de voto debe dárseles a las economías “emergentes”.

Roberto Casín

Miami, EE.UU.

Nieve en Washington

Posted December 17th, 2010 at 12:02 pm (UTC+0)
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Washington se tiñe de blanco bajo una escasa capa de nieve.

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No tengo papeles

Posted December 17th, 2010 at 11:32 am (UTC+0)
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Un estudiante modelo sale de la sombra y anuncia que no tiene documentos legales.

José Salcedo tiene 19 años edad y es considerado como un estudiante ejemplar por sus notas y su interés en seguir una carrera, pero sus planes podrían estar en peligro.

Salcedo sorprendió a muchos cuando durante un acto público dijo no tener documentos migratorios para estudiar o permanecer en Estados Unidos en calidad de residente.

Este joven, nacido en Colombia, es además presidente de la Asociación del Gobierno Estudiantil en el recinto InterAmerican, representante estudiantil ante la Junta Directiva del Miami Dade Community College (MDCC) y miembro del Honors College de la institución, un grupo solo reservado para 550 estudiantes con calificaciones excelentes.

Las palabras de Salcedo salen a la luz pública cuando el Senado de EE.UU. se alista para votar –a favor o en contra- por el proyecto Dream Act para legalizar a más de 800.000 jóvenes indocumentados.

En una entrevista con el diario El Miami Herald, Salcedo dijo al periodista Alfonso Chardy, que desea hacerse ciudadano, incorporarse a las fuerzas armadas y luego convertirse en político. Su primer objetivo sería ser candidato para la alcaldía de Miami.

Roberto Casín

Miami, EE.UU.

Las manos heladas y una sonrisa

Posted December 15th, 2010 at 11:03 am (UTC+0)
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Para algunos, el frío y la nieve no son una mala noticia a la hora de dejar la cama cada mañana.

Son poco más de las 5 de la mañana en Washington, la capital de Estados Unidos. El termómetro marca una temperatura de -2º centígrados bajo cero. Aún está oscuro y los rastros de la primera nevada del invierno, ocurrida durante la madrugada, aún están frescos.

Es el inicio de una jornada regular de trabajo para muchos. Pero para otros, el trabajo se ha extendido toda la noche y bajo temperaturas gélidas.

Iván tiene un gorro de lana protegiendo su cabeza y una vincha de cubriendo sus orejas. Por encima aún lleva la capucha del abrigo y el cuello del suéter levantado. Mientras camina, las botas impermeables van dejando huellas en la nieve fresca.

Sin embargo, aún siente las manos heladas dentro de los guantes de algodón que lleva por debajo de los guantes de fieltro de trabajo. Su piel Caribe mal se adapta al frío del noreste de Estados Unidos.

Pero mientras sostiene el rastrillo con el que distribuye la sal que ha estado colocando durante toda la noche en veredas y calles de la ciudad, para evitar que la nieve se convierta en hielo y provoque accidentes, todavía tiene una sonrisa para desear a los primeros madrugadores, los “¡buenos días!”, con un acento centroamericano cantado.

Al comentario rápido de “qué frío”, simplemente responde con la misma sonrisa, “ha estado así toda la noche, pero en el camión tenemos café caliente”, dice señalando con la cabeza en dirección al vehículo cargado de sal y estacionado muy cerca, con el motor encendido para ofrecer un refugio caliente a los trabajadores durante las pausas.

Para algunos, el frío y la nieve no son una mala noticia a la hora de dejar la cama cada mañana. “El trabajo de jardinería se ha terminado y la empresa ofrece este servicio durante el invierno, así que seguimos teniendo trabajo”, dice Iván, “no me puedo quejar de que esté nevando”, agrega.

“El invierno pasado con toda la nieve estuvimos muy ocupados”, recuerda. “Espero que este invierno también nos ayude”, dice aún más sonriente.

Bajo la cabeza, sujeto el sombrero para evitar que el viento me lo quite y mientras le devuelvo una sonrisa y unos “buenos días” de despedida, le digo: “¡Disfruta del café!”, en tanto pienso en el mío propio. Antes de que su cabeza y su sonrisa casi desaparezcan bajo el abrigo de la capucha, Iván responde: “¡Gracias!”.

Sigo caminando rumbo a la estación del metro y mientras acelero el paso, vuelvo a mirar la nieve y ya no sólo veo la belleza del paisaje urbano que comienza a teñirse de blanco, sino también he decidido dejar de quejarme del frío, después de todo, la nieve es una buena noticia para tantos Iván.

 

Héctor R. Cerpa

Washington, DC

Artistas de salón

Posted December 15th, 2010 at 11:00 am (UTC+0)
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Algunas ciudades suenan con ritmo propio; artistas callejeros o músicos bohemios copan las calles con sonidos urbanos.

El único artista callejero que he visto en dos semanas toca sobre unos cubos de pintura. El plástico no le hace ningún favor al sonido que no se asemeja en ningún timbre al de la tela de un tambor o el metal de una batería.

Viene un ratito los días de semana, no antes de las 4 de la tarde, y nunca se retira más tarde de las 6. Se coloca a la salida de la estación de metro Chinatown, entre la calle 7 y la F.

Entre los que soportan el ir y venir de las improvisadas baquetas de este músico de la calle se encuentra un policía. Le he visto enfrente del músico, a un lado, rondándole o incluso hablando con él, pero nunca vigilando la salida del metro realmente.

Aquí los vendedores de artesanías y bisutería casera se convierten en puestecitos de camisetas de los ‘Capitol’, el equipo local de Hockey, o jerseys con los nombres de las universidades. No hay graffitis, ni malabaristas con un perro hambriento, ni ningún tipo de artista que se quiera poner el subtítulo de ‘callejero’.

Porque Washington es una ciudad seria, de auditorios, grandes teatros y centros culturales. Por ejemplo, todos los días se puede ver una o dos actuaciones gratuitas en el Kennedy Center; desde la Orquesta sinfónica nacional hasta grupos de gospel o jazz. Pero para entrar a formar parte de un grupo de teatro tienes que pagar una gran cantidad de dinero. Nada de hobbys.

Sin embargo, sí hay un movimiento muy fuerte de bares y locales que ofrecen espacios de micrófono abierto para recitar o escuchar poesía, jam session, o pequeñas exposiciones de cuadros, donde se crea un sentimiento de comunidad, y el artista no se siente tan sólo. Ahí es donde cada residente saca su lado artista, donde todos son capaces de recitar una pequeña estrofa, dar un par de golpecitos a su guitarra o participar en un debate sobre arte.

Tal vez sea el frío.

 

Irene Larraz

¿Cuánto contamos los hispanos?

Posted December 13th, 2010 at 10:17 am (UTC+0)
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Roberto Casín explora desde Miami la polémica en torno a la importancia y magnitud de la inmigración hispana en EE.UU.

Mucho se ha dicho que los hispanos nos estamos “adueñando” de EE.UU., que la población de origen latino, a diferencia del aporte hecho por otras oleadas de inmigrantes en el pasado como las de irlandeses e italianos, es la que está dejando una huella indeleble en la cultura estadounidense. Hasta he escuchado decir que sin nosotros la prosperidad del país se vería seriamente comprometida.

Cierto que hay mucho de exageración. Los hispanos somos así, hiperbólicos, de ánimo acelerado, temperamentales. En no pocas ocasiones se nos inflama el juicio y el orgullo se nos desborda. Pero a despecho de apreciar con exceso nuestros orígenes, y de la lupa con que se mire el fenómeno de la migración latina en EE.UU., los números hablan.

Entre 1892 y 1954 ingresaron a Estados Unidos 12 millones de inmigrantes, en su mayoría europeos. Pero en las últimas tres décadas, el grueso ha venido de Latinoamérica, hasta el punto de que en la actualidad se estima que en el país hay alrededor de 50 millones de hispanos –una sexta parte de la población.– con un poder adquisitivo que supera los 950 mil millones de dólares al año.

No es un secreto que la recesión nos ha pegado duro, tal vez más duro que a ninguna otra minoría en la nación. Pero con todo, la Oficina del Censo informó hace menos de tres meses que la cantidad de empresas propiedad de hispanos aumentó casi 44 por ciento entre el 2002 y el 2007, un crecimiento que es más del doble de la tasa nacional ¿En qué estados? Mayormente en Nuevo México, Florida, Texas, California y Arizona.

Para el próximo Congreso, que sesionará a partir de enero, tendremos una treintena de legisladores hispanos ocupando escaños en el Senado y la Cámara de Representantes. Habrá dos gobernadores, uno en Nuevo México y otro en Nevada. Pero eso no es todo, según recientes proyecciones de la Oficina del Censo, alrededor de uno de cada cuatro jóvenes menores de 20 años en la nación es de origen latino. Y de no haber sido por los hispanos, en vez de crecer, el número de jóvenes del país hubiera disminuido entre el 2000 y el 2010.

De modo que además del espanglish, de los frijoles y de la salsa, de que somos un motor político y económico, también somos ya una pujante fuerza demográfica en EE.UU. Aunque haya quien no quiera verlo.

Amar Manhattan hasta morir

Posted December 8th, 2010 at 1:55 pm (UTC+0)
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[slideshow]El 8 de diciembre de 1980 a las 5 pm alguien paró a John Lennon para pedirle un autógrafo. Seis horas después le dispararía.

Yoko Ono recuerda que su madre provenía de una familia de mucho dinero, y que le hacía sentir inseguro a su padre. Le hacía ir con chófer al banco donde trabajaba y él se bajaba dos bloques antes de llegar a la oficina y caminaba para que nadie le viera con conductor.

A sus 35 años, Sean Lennon confiesa que solía hacer lo mismo cuando su madre le enviaba en limusina al colegio.

Yoko Ono dice que debe ser la memoria almacenada en el ADN lo que condujo a su hijo a la misma experiencia. La misma que experimentó John Lennon al encontrar en Manhattan un respiro a estar bajo el gran ojo cada vez que bajaba de un coche.

La opresora sociedad inglesa a la que jamás volvió, según sus cronistas, quedó atrás después de conocer Manhattan. La sensación de libertad, de pasar desapercibido, es la que al final atrajo a Lennon hasta la muerte.

Delincuencia, anonimato y arte fueron los ingredientes para que el beatle desarrollara un ambiente bohemio en el que compartir sus ideas y su música de una forma libre.

Dicen que Ono y Lennon eran unos grandes conocedores de las opciones que ofrecía Nueva York las 24 horas del día. Hicieron de Manhattan su hogar, alejados de los autógrafos y del espectáculo agobiante.

El 8 de diciembre a las 5 pm alguien le paró para pedirle un autógrafo. Probablemente ni se fijó en quien era. Nadie sabe si seis horas después, a su regreso a casa en el lujoso edificio Dakota, Lennon reconoció la cara del hombre que le dispararía.

Chapman había llegado a Nueva York una semana antes y se había alojado en el hotel Sheraton Center. “Mr. Lennon”, le gritó Chapman cuando Lennon bajó de su limusina, momentos antes de dispararle.

“Lennon se tambaleó y avanzó hasta seis pasos en el vestíbulo. ‘Me han disparado’, dijo antes de desplomarse en el suelo”, cita el Chicago Tribune un día después del asesinato.

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