Nueva York demuestra, una vez más, ser una burbuja cultural en los Estados Unidos – ya que durante estas fechas se está discutiendo la posibilidad de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Vayamos más allá, de hecho, y démonos cuenta de hasta qué punto este país está hecho de “burbujas-estado” unidos bajo una ficción de patria única.
El matrimonio gay suele ser un tema controversial, a nivel internacional. Aplicado a USA, el gobierno federal no reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo. Eso cambió ligeramente cuando el estado de Massachusetts, el año 2004, lo legalizó a nivel estatal, no nacional – siendo el primero en el país. Pronto se le unieron New Hampshire, Vermont, Connecticut, Iowa, además de Washington DC. Así pues, si bien el gobierno federal no lo reconoce, ciertos estados si lo hacen.
Y Nueva York está planteándose pasar a entrar a formar parte de lo que, por ahora, todavía es una minoría.
En otras palabras, nos encontramos ante un país con una complejidad extrema – y este tipo de temas sirven para ilustrarlo. Ejemplo: Mientras en, digamos, Masachussetts uno puede estar felizmente casado con su relativa/o sin que eso supusiera en un detrimento social especialmente alto, en Alabama el extremo de rechazo social, en determinadas comunidades, seria elevadísimo.
Ahora bien, personalmente considero que, por lo menos, la ciudad de Nueva York, ya tarda en aceptar dicho tipo de matrimonios. Nueva York es casa del barrio de Chelsea, conocido por su comunidad – vidilla gay desde hace muchas décadas. Para los más puritanos y conservadores: se trata de uno de los barrios de renta más alta, más seguros, con mejores negocios, ambientes, y demás. No es casa de “depravación y pecado” si no una preciosa zona donde vivir y pasear. Pero a pesar de tener una comunidad tan representativa, unida y consolidada, Nueva York todavía no acepta el matrimonio gay. Lo mismo podría decirse de la ciudad de San Francisco.
Y en cambio, Massachusetts, sin tener mucha repercusión ni fama al respeto, lleva poco menos de una década permitiendo oficializar las relaciones entre dos personas sanas, juiciosas, sean del sexo que sean.
Si, señores, USA es un país extraño…
Por Ferran Masip-Valls