“La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. El fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable”. (Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra).
El torneo de selecciones nacionales más antiguo del mundo tuvo un inicio bastante dubitativo en la fase de grupos. “Mucho ruido y pocas nueces” reza un dicho. Se ha dado el mismo problema que con el mundial en tierras africanas del año pasado. Gran parte de los jugadores lucen apáticos o carentes de energía. Las líneas que cito del maestro Galeano lo explican a la perfección. Intereses comerciales crean partidos poco memorables. Salvo un par de excepciones, los partidos de la fase de grupos carecieron de grandes emociones. Delanteros que anotan a racimos se vieron raquíticos en su producción; el frío imperante en tierras de la milonga pareciera que contagiara las canchas. Una total divergencia con las aficiones tan entregadas de México a Brasil; los reportajes del color previo a un duelo han tenido más emociones que las evoluciones en la cancha.
Cabe resaltar el estado físico en que varias de las figuras internacionales llegaron para el torneo. Un calendario que junta la liga, copa y torneos de clubes internacionales dan un promedio de dos juegos a la semana. La tecnología médica y alimenticia ayudan a conservar un nivel óptimo; pero el ser humano debe contar con un momento de relajación física y mental. Hinchas de los más apasionados dirán: -por la playera nacional cualquier cosa-, se trata de un argumento válido. Les pregunto esto: ¿Qué pasaría si, en fin de año, te quitaran días de descanso para recibir capacitación? Se cumple por mero compromiso, mis respetos para los que no pierden la energía y pensamiento positivo.
Los cuartos de final fueron el bálsamo que revivió las esperanzas para ver un fútbol digno de la histórica calidad continental. Argentina contra Uruguay resultó un duelo capaz de enmarcar la final. Mis respetos para los 22 jugadores que se entregaron en Santa Fe. Corazón no faltó; logró superar las fallas técnicas de varios jugadores. Una selección pampera que lucha con desesperación para no defraudar a su afición. Los charrúas dieron muestras del pundonor que los llevo a ser la selección revelación de Sudáfrica de 2010. Messi calló las críticas del supuesto “pecho frío”, me atrevo a decir que dio una de sus mejores actuaciones en la selección mayor. Sé que la derrota ha pegado duro en dirigentes, especialistas y aficionados. Para mí, sufre el mismo problema que tuvieron los Lakers al tener juntos a Kobe Bryan y Shaquille O´Neal, no existen balón suficiente para tanta estrellas.
Se me hace injusto que varios “analistas” justifiquen el gran papel de selecciones como Venezuela o Perú a consecuencia del bajo nivel grupal mostrado por Argentina o Brasil. La mejor liga del mundo (inglesa, pésele a quien le pese) cuenta con estupendos jugadores sudamericanos. De ahí las usuales sorpresas en la temporada regular que hacen reñida la senda en camino al título donde reside la sobrevaluada corona británica. Michael Jordan dice:”Un jugador gana partidos, un equipo campeonatos”. Atención con esta frase, puedo apostarles que veremos un nuevo campeón en la lista encabezada por Uruguay y Argentina.
En la Europa, se han visto pasajes dignos para la historia. A principios de la década de los noventa, Dinamarca jugó con la alegría que debe ser base para cualquier profesional. Todavía se habla de su hazaña. Ni que decir sobre lo hecho por Grecia en 2004. Emulando a los guerreros de su literatura clásica, superaron la adversidad venciendo a gigante tras gigante. ¿Quién ganará esta sorpresiva edición de la Copa América 2011? El aficionado. Se los explicaré de forma breve.
Aparte de pambolero, amo la lucha libre. Se suele hacer una diferencia dependiendo el luchador que sigas, rudo o técnico. Yo digo que siempre estoy a favor de la lucha libre. Claro, tengo mis favoritos; sin embargo, reconozco cuando el rival de mi ídolo se faja y vence con argumentos dignos de ser reconocidos. Si la selección que sigues está fuera, ni modo. No por esto deben apagar el televisor, apoya el fútbol de nuestro continente. México mandó un equipo que no aspiraba a nada. Su eliminación no sorprendió. Aún con esto, me mantengo al tanto de lo que ocurre en Argentina. Nuestro fútbol está lastimado por el marketing. Esencialmente cobra fuerza por la simpleza y apoyo del aficionado. Por lo mientras, yo ya tengo la botana y bebida lista para ver la final.
Por Salvador Rodríguez Cruz
