Al otro lado del Potomac

Posted December 7th, 2010 at 3:23 pm (UTC+0)
Leave a comment

Ser anciano tiene sus ventajas y sus desventajas. Cada cultura trata de forma diferente a sus mayores, ¿cómo se vive en Washington?

El otro día íbamos a hacer senderismo y paramos en una gasolinera de paso. El señor debía tener cerca de 80 años, y la señora no muchos menos. Pero conducían un Mini antiguo, de los de verdad, y sentados en el coche no se veían nada mal.

El hombre se bajó del coche, metió una mano en la gabardina y con la otra cargó la gasolina. Cuando se volvió a montar mi amiga le estaba sacando una foto a la pareja, pero ellos ni se inmutaron, como si estuvieran acostumbrados.

Muy tranquilamente colocó la llave, puso en marcha el motor y a no más de 20 kilómetros por hora se despidió de la gasolinera y de nosotras con mucho glamour.

Pero esto sólo pasa al otro lado del Potomac.

Washington tiene una cantidad inmensa de indigentes durmiendo, bebiendo o pidiendo en la calle, y muchos de ellos son ancianos.

Es una ciudad de paso: la gente viene, triunfa y se va con su dinero ahorrado, aún siendo jóvenes. No es una ciudad habitable, para eso están los estados colindantes de Maryland o Virginia, donde las casitas unifamiliares con jardín y furgoneta compiten por cuál es más grande o está mejor cuidada.

Y sí, a las personas mayores se les respeta, pero nadie se acerca a ellos. Nadie se preocupa por ceder su asiento en el metro o de si alguna persona es demasiado mayor para estar haciendo tal trabajo.

Se me ocurren mil razones para justificarlo. Mi compañera de piso tiene 27 años y el otro día no podía mover el cuello y no pudo ir al hospital porque no tiene seguro médico. Mucha gente cree que aquí los médicos no te curan para que tengas que volver pronto y seguir gastando dinero. Un argumento muy válido para aguantarse el dolor en casa.

Estaba esperando que el semáforo se pusiera verde. Yo llevaba tacones, y una señora mayor que esperaba a mi lado, un andador. “Cuando tenía tu edad llevaba tacones tan altos como como los tuyos. Espero que no acabes como yo”, me dijo. Me acordé de mi amiga y no he vuelto a ponerme esos zapatos. Si a los 27 no puedes ir al médico tienes suerte con llevar sólo un andador a los 70.

Los hermanos Coen tenían razón con su película ‘No country for old men’ (‘No es país para viejos’).

Apuntes: drogas y políticas

Posted December 7th, 2010 at 9:50 am (UTC+0)
Leave a comment

Puede ser que sí. Que en efecto los tiempos estén cambiando o lo hayan hecho ya a una velocidad y en una dirección hace apenas 20 años inesperada. Casi tres de cada cuatro estadounidenses dicen favorecer la legalización de la marihuana con fines médicos, y por demás el asunto figuró a modo de consulta en la boleta electoral de varios estados del país en los comicios legislativos del pasado 2 de noviembre.

Muchos temían que la propuesta en California, el estado más populoso y rico de la nación, llegara a aprobarse. Sobre todo por el mensaje que hubiera enviado una buena parte del electorado del país al resto de la nación. Pero no, la legalización de la droga con fines curativos fue rechazada 54 por ciento contra 46 por ciento de los votos en la mayor parte de California.

Sólo en la ciudad de San Francisco fue aprobada, aunque por un margen muy pequeño: 51 por ciento a favor, 49 por ciento en contra. Y quienes estuvieron más inclinados a aceptarla fueron los votantes de entre 18 y 24 años (64 por ciento contra 36 por ciento), en tanto que los mayores de 65 años la rechazaron 2 a 1.

Significativamente, los californianos con educación media o menor, o sea, los de inferior preparación profesional y que tienen menor nivel de ingreso, se opusieron a la propuesta en el 61 por ciento de los casos. ¿Quiere esto decir que la contraparte, los más instruidos, las crecientes hornadas de técnicos e ingenieros que inundan nuestra moderna sociedad, terminarán aprobándola en elecciones futuras? Es una posibilidad.

Por lo pronto el debate no parece haber muerto. Y al menos en 14 estados de la nación está autorizado el empleo médico del cannabis.

De un lado están quienes alegan que consentir el uso de la marihuana aunque sólo fuese con propósitos clínicos sería como abrir una caja de Pandora, además de un contrasentido, sobre todo para quienes en otras naciones a duras penas pueden mantener a raya al narcotráfico, y atribuyen una buena parte de su tragedia al alto consumo de drogas en EE.UU.

Del otro están quienes creen que legalizándola privarían de poder a los narcotraficantes, arrebatándoles el monopolio de su comercialización, y de paso harían un bien a la medicina, en especial a los enfermos con padecimientos como el cáncer, la hepatitis C, la esclerosis múltiple y otras dolencias.

Los argumentos de un lado y otro siguen en pie.

Read the rest of this entry »

  • Page 2 of 2
  • <
  • 1
  • 2