Durante las últimas décadas se ha creado un nuevo tipo de exiliado. Se trata de un proceso de movimientos demográficos bastante reciente, moderno, y sobretodo particular. De algún modo, me resulta interesante mencionarlo porque me identifico con el perfil en el que estos “exiliados” entran. Algunos lo llaman Exilio Intelectual.
En otras palabras. No se trata de huir de un país por miedo por la propia vida. No se trata de un aferrarse a las propias ideas, la propia religión o la propia etnia hasta el punto de ser amenazado de muerte donde estas no son bienvenidas. No, estamos hablando de algo todavía más sencillo, más simple, más “de niño rico”.
Yo puedo hablar con claridad de mi propio caso, pero cada cual puede extrapolar, ya que, como comenté, es un proceso que lleva repitiéndose varias veces en las últimas décadas.
España.
España cuenta, en estos momentos, con un desempleo que roza peligrosamente el 50% entre los jóvenes (y el 25% en población total). Señores, se trata de cifras muy críticas. Y uno pensará “vale, eso está fatal, uno de cada dos sin trabajo”. No es eso; o no es solamente eso. Uno de cada dos no tiene trabajo, vale, pero luego esa plaza existente es de camarero, es de lavaplatos, es de conserje, es de… Nos encontramos con una generación de personajes con un par de licenciaturas, quizás un máster, quizás varios idiomas (en España las cifras de universitarios son muy elevadas), y esta gente esta, literalmente, peleándose por un trabajo de camarero.
¿Qué opción existe? Simple y llanamente: Marcharse.
Ya lo hicieron nuestros abuelos por una guerra civil, y nuestros padres emigraron a Alemania cuando en España había poco trabajo. Ahora, bien, ahora simplemente NO hay trabajo.
Así que si uno tiene un mínimo de inquietudes, de proyección de futuro; uno se marcha. No conseguirá ser director de investigaciones en el extranjero, pero igual si asistente – que sigue siendo mejor que camarero, en ese sentido.
Así que, una vez se establece el concepto de “Exiliado Intelectual”, aparecen otros conceptos como el de la “fuga de cerebros” y demás. A mí, el que más me entristece, es el de “generación perdida”. España no va a crear plazas, no va a crear un cuerpo de trabajo en muchos, muchos años. Pongamos de 5 a 10 años. Por lo cual, cuando empiecen a aparecer plazas de “asistente de investigación”, tendremos al tipo con dos licenciaturas y un máster, que ahora tiene 35 o 40 años y lleva los últimos diez de camarero, o tendremos a un chiquillo de 25 años que también posee dos licenciaturas y un máster.
Siendo realistas, contrataríais al tipo de 25 años. Lo que significa que nuestro amigo camarero – seguirá siendo camarero. Una generación entera de doctores que, perpetuamente, se verán atrapados en trabajos sub-cualificados.
Normal y tristemente inevitable que exista, pues, el “exiliado intelectual”.
Por Ferran Masip-Valls
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