Posted May 31st, 2011 at 11:16 am (UTC+0)
Personalmente, no me he sentido nunca particularmente orgulloso de mis orígenes. Ya sabéis, España es un país que vio a su dictador morir en la cama, de viejo, tras más de 45 años de opresión. Un país fragmentado, desde tiempos prácticamente inmemoriales, entre izquierdas y derechas, entre naciones, historias, culturas y lenguas diversas bajo un mismo nombre-denominador común. Yo, personalmente, soy catalán; parte de unas gentes que no suelen ser especialmente apreciadas en el resto del estado español. Y bien, nuestro país es conocido internacionalmente, sobretodo, por palabras como “siesta, toros, paella, sangría…”. Da igual, la lista de motivos es extensa e irrelevante ahora mismo, simplemente, me cuesta sentirme orgulloso de ser español; incluso me cuesta sentirme, simple y llanamente, español.
Pero el 15 de Mayo de 2011 las cosas cambiaron levemente. Se habían convocado, por internet, manifestaciones en más de 50 ciudades del país. ¿Por qué? ¿Será porque no existe acceso real a la vivienda? ¿Porque la media de desempleo supera el 24% y se acerca al 50% en jóvenes? ¿Por ser uno de los países desarrollados con mayor índice de corrupción? ¿Por un sistema bipartidista obsoleto? ¿Por el fraude fiscal insultante mientras la mitad de la población se pelea por un trabajo – cualquier trabajo- por un mínimo sueldo (la media actual no llega a los 1000 euros para el que encuentra trabajo; y casi todo se va a vivienda)? ¿Por los recortes presupuestarios y medidas excepcionales mientras los sueldos de los políticos siguen creciendo? ¿Por….
En realidad, lo que me parece bonito de todo ello es que no se trató de una convocatoria concreta, ni una población determinada. Era un movimiento amorfo, donde se juntaron jubilados con estudiantes con trabajadores con parados con amas de casa y mujeres de la limpieza, con… y en general, lo único que se decía es un simple y llano “Estoy Hasta Los Cojones”. Porque, señores, hay motivos.
Ese 15 de Mayo, miles de personas decidieron salir a las calles. Unos pocos, después de la manifestación, en Madrid, decidieron acampar en la Plaza del Sol (la plaza central, digamos). Al poco, la policía les desalojó, deteniendo algunas decenas de ellos. A día 17 de Mayo, las manifestaciones se repetían, esta vez mucho más intensamente. A partir de ese mismo día, ya no solo manifestaciones, si no acampadas, empezaron por todo el país.
De eso hace ya medio mes. Este pasado 27 de Mayo la policía desalojó a la fuerza Plaza Cataluña, en Barcelona – centenares de heridos, alguno en estado muy crítico y con pocas esperanzas en el hospital. Medidas disuasivas que no funcionaron: al día siguiente centenares de miles de personas, en todas las plazas del país, gritaban al unísono “Barcelona no estás sola”. Ese mismo día, Plaza Cataluña volvía a estar acampada, intransitable. Y no se trataba –solamente- de “jóvenes greñudos izquierdistas fumaporros”. Señores, se trata de estudiantes con jubilados con trabajadores con parados con amas de casa y mujeres de la limpieza, con… El pueblo de España gritando al unísono “Estamos Hasta Los Cojones”. Y parece que el movimiento se está extendiendo por Europa.
Así que a mí, desde Nueva York, con nuestras asambleas y pequeñas acciones de apoyo, se me pone la piel de gallina y siento cierto orgullo al mirar hacia el otro lado del charco, hacia casa. Parece que, además de “hacer siestas y beber sangría” sabemos hacer más cosas, y parece que el mundo lo está viendo. No sé si saldrá nada de todo esto, si nada cambiará. En realidad, no es lo más importante. Por lo menos se ha visto que la población no estaba conforme, no era una masa pasiva; y no ha salido a la calle una tarde para luego regresar delante del televisor. Ahora, a ver hacia donde lleva todo esto…
Porque, señores, España Esta Hasta Los Cojones.
Por Ferran Masip-Valls